DULCE NIÑO DE BELÉN.

Oh dulce y manso Niño de Belén, concédenos el don de compartir con toda Nuestra alma este profundo misterio de la Navidad. Pon en el corazón de los hombres la paz que Tú puedes darles. Ayúdalos a conocerse mejor y a vivir como hermanos como hijos de un solo Padre. Revélales también a ellos Tu belleza, Tu santidad y Tu pureza. Despierta en sus corazones el amor y la gratitud por Tu bondad infinita. Únelos a todos en Tu caridad. Y dales Tu paz celestial. Amén.

Oración del Papa Juan XXIII el 25 de diciembre de 1960.

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