LAS LÁGRIMAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
La Santísima Virgen María ha aparecido en varias ocasiones derramando sus Santas lágrimas, como en La Salette en donde estaba llorando cuando se apareció a los niños Mélanie y Maximino, también en Adrano en donde las imágenes de Jesús y María lloraron abundantes lágrimas, en Siracusa en donde después de varios estudios se demostró que las lágrimas derramadas por un cuadro del Inmaculado Corazón de María eran lágrimas humanas. También en Caserta, en Cinquefrondi, en Rocca Corneta, en Porto Santo Stefano, entre otros.
San Juan Pablo II dijo el 6 de noviembre de 1994:
«Las lágrimas de la Madre son lágrimas de dolor por cuantos rechazan el amor de Dios, por las familias separadas o que tienen dificultades, por la juventud amenazada por la civilización de consumo y a menudo desorientada, por la violencia que provoca aún tanto derramamiento de sangre, y por las incomprensiones y los odios que abren abismos profundos entre los hombres y los pueblos.
Son lágrimas de oración: oración de la Madre que da fuerza a toda oración y se eleva suplicante también por cuantos no rezan, porque están distraídos por un sin fin de otros intereses, o porque están cerrados obstinadamente a la llamada de Dios.
Son lágrimas de esperanza, que ablandan la dureza de los corazones y los abren al encuentro con Cristo redentor, fuente de luz y paz para las personas, las familias y toda la sociedad.
Virgen de las Lágrimas, mira con bondad materna el dolor del mundo. Enjuga las lágrimas de los que sufren, de los abandonados, de los desesperados y de las víctimas de toda violencia.
Alcánzanos a todos lágrimas de arrepentimiento y vida nueva, que abran los corazones al don regenerador del amor de Dios. Alcánzanos a todos lágrimas de alegría, después de haber visto la profunda ternura de tu corazón».
También dijo en el Ángelus, el 31 de agosto del 2003:
«¡Qué misteriosas son estas lágrimas! Hablan de dolor y ternura, de consuelo y de misericordia divina. Son el signo de una presencia materna, y un llamado a convertirse a Dios, abandonando el camino del mal para seguir fielmente a Jesucristo.
Dulce Virgen de las Lágrimas, te presentamos la Iglesia y el mundo entero. Mira a quien tiene necesidad de perdón y reconciliación, suscita concordia en las familias y paz entre los pueblos.
Enjuga las lágrimas que el odio y la violencia provocan en muchas regiones de la tierra, especialmente en Oriente Medio y en el continente africano.
¡Que tu llanto, Madre, sea prenda de conversión y de paz para todos tus hijos!»
El Papa Francisco el 22 de abril del 2022 dijo:
«Cuando María llora, sus lágrimas son un signo de la compasión de Dios. Dios tiene compasión de nosotros, siempre; y Dios quiere perdonarnos. Y os recuerdo una cosa: ¡Dios siempre perdona! ¡Siempre! Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Y por eso las lágrimas de la Virgen son signo de la compasión de Dios, que siempre nos perdona con esta compasión; son signo del dolor de Cristo por nuestros pecados, por el mal que aflige a la humanidad, especialmente a los pequeños e inocentes, que son los que sufren».
En este tiempo de Cuaresma recordamos las lágrimas que derramó Nuestra Santísima Madre acompañando a Su Hijo en el camino hacia la Cruz. Podemos meditar Sus Siete Dolores o hacer el Rosario de las lágrimas que la Santísima Virgen María le enseñó en 1930 a la hermana Amalia, en Campinas, Brasil: Rosario de las lágrimas de la Santísima Virgen María.