CUARTO DOMINGO DE PASCUA: EL BUEN PASTOR.
«El buen pastor conoce a sus ovejas, sus exigencias, sus necesidades. Les ayuda a desenredarse del pecado, a vencer los obstáculos y las dificultades que encuentran. A diferencia del mercenario, él va en busca de ellas, les ayuda a llevar su peso y sabe animarlas siempre. Cura sus heridas con la gracia, sobre todo a través del sacramento de la reconciliación».
San Juan Pablo II.
El Cuarto Domingo de Pascua es el día del Buen Pastor y también se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones instituida por San Pablo VI en 1964. Esta es una oración de San Pablo VI para pedir vocaciones para la Iglesia:
“Jesús, divino Pastor de las almas, que llamaste a los Apóstoles para hacerlos pescadores de hombres, atrae a Ti también las almas ardientes y generosas de los jóvenes, para hacerlos tus seguidores y tus ministros; hazlos partícipes de tu sed de redención universal, para que se renueve sobre los altares tu Sacrificio. Tú, Señor, “siempre dispuesto a interceder por nosotros” (Hb 7, 25), descúbreles los horizontes del mundo entero, donde la muda súplica de tantos hermanos pide luz de verdad y el calor del amor; para que, respondiendo a tu llamada, prolonguen aquí en la tierra tu misión, edifiquen tu Cuerpo místico, la Iglesia, y sean “sal de la tierra y luz del mundo” (Mt 5, 13). Extiende también, Señor, tu amorosa llamada a muchas almas de mujeres puras y generosas, e infúndeles el ansia de la perfección evangélica, y la entrega al servicio de la Iglesia y de los hermanos necesitados de asistencia y de caridad. Amén”.