JULIO 6: SANTA MARÍA GORETTI.

Santa María Goretti, nació en Corinaldo, Italia, el 16 de octubre de 1890. Su madre le enseñó a amar mucho a Dios, todas las noches rezaba el Rosario. Se destacó por su gran obediencia y piedad.
 
Su padre, un agricultor, murió de malaria cuando María tenía 10 años y su madre tuvo que trabajar para mantener a sus seis hijos. María cuidaba a los niños más pequeños mientras su madre trabajaba. Una familia muy pobre pero llena de fe y devoción. Al leer la biografía de María podemos darnos cuenta de que su vida fue siempre ejemplar, llena de una gran santidad.
 
Un vecino, Alessandro Serenelli, en varias ocasiones intentó acercarse (sin buenas intenciones) a María pero ella siempre lo rechazaba.

El 5 de julio de 1902, Alessandro la encerró en una habitación y ella se defendió diciendo: “¡No! ¡Es un pecado! ¡Dios no lo quiere!”. Cuando María declaró que prefería morir, Alessandro se llenó de rabia y la apuñaló 14 veces. María fue encontrada desangrándose y trasladada de urgencia al hospital en donde los médicos la llevaron a cirugía (sin usar anestesia) haciendo lo posible por salvar su vida, pero la pérdida de sangre fue muy grande y María muere el 6 de julio, día de la fiesta de la Preciosísima Sangre. Antes de morir recibió los Santos Sacramentos y perdonó a su agresor.
 
Alessandro fue condenado a 30 años de prisión. No se sentía arrepentido y aveces se desesperaba hasta que una noche, se le apareció María, vestida de blanco, recogiendo lirios en un jardín. Ella le sonrió y le ofreció los lirios. A partir de ese momento, Alessandro se llenó de paz, se arrepintió y cambió de vida. Al salir de la cárcel pidió perdón a la madre de María y entró a la Tercera Orden de San Francisco, trabajando en el jardín por el resto de su vida.
 
Después de la muerte de María, numerosos milagros le fueron atribuidos. En 1950, fue canonizada por el Papa Pío XII, convirtiéndose en la santa más joven de la Iglesia. Su madre estuvo presente en la canonización siendo la primera vez que un padre está presente en la canonización de su hijo.

“¡Mirad a María Goretti! ¡No os dejéis seducir por la atmósfera halagüeña que crea la sociedad permisiva, afirmando que todo es lícito! ¡Seguid a María Goretti! ¡Amad, vivid, defended con alegría y valor vuestra pureza! ¡No tengáis miedo de llevar vuestra limpidez en la sociedad moderna, como una antorcha de luz y de ideal!”. San Juan Pablo II.

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