JUNIO 13: FIESTA DE SAN ANTONIO DE PADUA.

San Antonio nació en Portugal el 15 de agosto de 1195, día de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Recibió el nombre de Fernando en el Bautismo. La madre de San Antonio lo consagró a la Santísima Virgen María y él tuvo toda su vida una gran devoción a la Madre de Dios.

Convirtió a muchas personas con sus sermones y su humildad. Fue un gran predicador. Le llamaban “El martillo de los herejes” y por sus predicas varios herejes regresaron a la fe. San Antonio sabía que no bastaba con predicar bien, debía también ser un ejemplo de santidad por eso repetía siempre: “Las acciones hablan más que las palabras, deja que tus palabras enseñen y tus acciones hablen”.

Hizo muchos milagros, dominó a los peces del mar, sanó a los enfermos, resucitó a los muertos. Un día mientras estaba orando, el Niño Jesús se le apareció, por eso, la mayoría de las imágenes muestran a San Antonio con un lirio, símbolo de inocencia y pureza, sosteniendo amorosamente al Niño Jesús en sus brazos.

San Antonio se destacó siempre por su devoción a la Virgen María. Cuando era niño su mamá le enseñó el himno Gloriosa Domina y siempre lo tenía presente.

En el libro St. Anthony: The Wonder-Worker of Padua, narran así el día de la muerte de San Antonio:

“Mientras se administraba la Extremaunción, recitó con los hermanos las oraciones por los moribundos, los Salmos penitenciales, y recibió la absolución. Luego, lleno de un gozo celestial que fue como un éxtasis, para asombro de quienes lo rodeaban, cantó solo y con una voz clara y plena, su himno favorito:

“O gloriosa Domina
Excelsa super sidera,
Qui te creavit proporciona
Lactasti sacro ubere…”

Al terminar de cantar el himno, alzó los ojos al cielo con una mirada que asombró a sus compañeros; era como si esos ojos estuvieran llenos de una visión maravillosa. El hermano Roger, en cuyos brazos estaba apoyado, dijo: “¿Qué ves?” Y Antonio respondió, todavía mirando en éxtasis: “¡Contemplo a mi Dios!” Durante aproximadamente media hora estuvo perdido en la contemplación de la Visión Beatífica; y luego, como un niño cansado, cayó en un sueño profundo y no despertó más”.

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