NOVENA A MARÍA AUXILIADORA, SEGUNDO DÍA.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS:
Oh Santísima Virgen María, Madre de Dios, Reina de los Ángeles y de los Santos, te saludo con la más profunda veneración y devoción filial. Renuevo la consagración de mí mismo y de todo lo que tengo a Ti. Te agradezco Tu maternal protección y las muchas bendiciones que recibo por Tu admirable misericordia y poderosísima intercesión. En todas mis necesidades recurro a Ti con confianza ilimitada. Oh Auxilio de los cristianos, Oh Madre de Misericordia, te suplico ahora que escuches mi oración, y que me obtengas de Tu Divino Hijo el favor que te pido en esta novena, si es la voluntad de Dios:
(Pedir la gracia que se desea obtener).
Obtén para mí también, Madre queridísima, la gracia de imitarte y hacerme semejante a Ti en la práctica de las virtudes de la humildad, la obediencia, la pureza, la sumisión a la voluntad de Dios y la caridad. Sé mi protectora en la vida, guárdame y guíame, líbrame de los peligros, dirígeme en las dudas, llévame por el camino de la perfección, y ayúdame en la hora de mi muerte, para que pueda llegar a Jesús y contigo gozar de Él, adorarlo y amarlo eternamente en el Cielo. Amén.
DÍA SEGUNDO:
“En aquellos días María partió y fue con prontitud a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Bendita Tú entre todas las mujeres y bendito es el fruto de Tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz tú que has creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. (San Lucas 1: 39-45).
ORACIÓN FINAL (POR SAN JUAN BOSCO):
Oh María, Virgen poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia, admirable Auxilio de los cristianos, formidable como un ejército en orden de batalla, Tú que has vencido todas las herejías del mundo, en nuestras angustias, en nuestros combates, en nuestras dificultades, defiéndenos del Enemigo, y en la hora de nuestra muerte recibe nuestras almas en el Paraíso. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
Rezar una Salve.
¡Bendito y alabado sea en todo momento el Santísimo Sacramento del Altar!
¡María Auxiliadora, ruega por nosotros!
Amén.