QUINTO DÍA DE LA NOVENA A LA SAGRADA FAMILIA.

ORACIÓN INICIAL:

Amadísimo Jesús, por Tus virtudes de humildad, obediencia, pobreza, modestia, caridad, paciencia y gentileza, bendijiste con paz y felicidad a la familia que escogiste en la tierra. En Tu misericordia mira a mi familia, nos confiamos a Tu amoroso cuidado, líbranos de todo peligro y concédenos la gracia de perseverar imitando siempre a Tu Santa Familia, para que habiéndote reverenciado y amado fielmente en la tierra, podamos amarte y alabarte eternamente en el cielo. También te pedimos que nos ayudes a conseguir la gracia que pedimos en esta Novena si es Tu Divina Voluntad:

(Pedir la gracia que se desea obtener).

María, Madre queridísima, a Tu intercesión recurrimos, sabiendo que Tu Divino Hijo escuchará Tus oraciones. Glorioso patriarca, San José, ayúdanos con Tu poderosa intercesión y ofrece nuestras oraciones a Jesús a través de las manos de María. Amén.

QUINTO DÍA:

Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones». (Lucas 2, 22-35).

ORACIÓN FINAL (ORACIÓN DEL PAPA BENEDICTO XVI A LA SAGRADA FAMILIA):

Oh, Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto de vida familiar vivida en la fe y la obediencia a Tu voluntad. Ayúdanos a ser ejemplo de fe y amor a Tus mandamientos. Socórrenos en nuestra misión de transmitir la fe a nuestros hijos. Abre su corazón para que crezca en ellos la semilla de la fe que recibieron en el bautismo.
Fortalece la fe de nuestros jóvenes, para que crezcan en el conocimiento de Jesús. Aumenta el amor y la fidelidad en todos los matrimonios, especialmente aquellos que pasan por momentos de sufrimiento o dificultad.

Unidos a José y María,
Te lo pedimos por Jesucristo Tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

JESÚS, JOSÉ Y MARÍA: BENDECID NUESTROS HOGARES.

JESÚS, JOSÉ Y MARÍA: LIBRADNOS DE TODO MAL.

JESÚS, JOSÉ Y MARÍA: SALVAD NUESTRAS ALMAS. AMÉN.

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