EL SOCORRO DE SAN JOSÉ.

Un rico norteamericano fue a visitar el ancianato de las hermanitas de los pobres en Madrid, España. Y al entrar en la Capilla vio que las religiosas habían colgado del cuello de la estatua de San José un costalito lleno de carbón.
El norteamericano preguntó a las hermanas el por qué de ese modo tan raro de proceder y le dijeron que ya iba a empezar el invierno que en esa región es muy frio y que para ese tiempo los ancianos necesitaban mucho carbón para la calefacción y ellas no tenían con que comprarlo.

Y que entre ellas había la costumbre de colgar al cuello de la imagen de San José todo aquello que deseaban conseguir, por eso le habían colgado un costalito de carbón.

El millonario se sonrió ante tanta ingenuidad de las monjitas, pero apenas salió del ancianato se fue a un deposito de carbón y compro un camión de carbón y lo envió a las monjitas.

Así San José supo responder a la sencilla petición de sus devotas.
 
San José, Socorro de los necesitados, ruega por nosotros.

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