NOVENA DE LA ANUNCIACIÓN, SEGUNDO DÍA.

Y llegando el día segundo, a la misma hora de la media noche, estando la Santísima Virgen María en oración, el Señor le manifestó las obras del segundo día de la creación del mundo:

Conoció cuándo y cómo hizo Dios la división de las aguas. Penetró la grandeza, orden, condiciones, movimientos y todas las cualidades de los cielos.

En el primer día Dios la hizo partícipe del atributo de la sabiduría. En el segundo día Dios le dio el de la Omnipotencia. Le dio potestad sobre la influencia de los cielos, planetas y elementos. Y mandó que todos le obedeciesen.

Quedó esta gran Reina con imperio y dominio sobre el mar, tierra, elementos y obras celestes, y sobre todas las criaturas que en ella se contienen.

Y así tiene que ser: Si su Santísimo Hijo, creador de todos los elementos obedece a Su Madre; todos los elementos que a Él deben obediencia, deben obedecer también a Su Santísima Madre.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS:

¡Te saludo, Santísima Virgen, Madre de Dios, Trono de Gracia, milagro del Poder Omnipotente!
¡Te saludo, Santuario de la Santísima Trinidad y Reina del Universo, Madre de Misericordia y Refugio de los pecadores!
Madre amadísima, atraído por Tu belleza y dulzura, y por Tu tierna compasión, me dirijo confiadamente a Ti, y te suplico que me obtengas de Tu amado Hijo el favor que pido en esta novena:

(Pedir la gracia que se desea obtener).

Obtén también para mí, Reina del cielo, la más viva contrición por mis pecados y la gracia de imitar estrechamente las virtudes que tan fielmente practicaste, especialmente la humildad, la pureza y la obediencia.
Sobre todo, te ruego que seas mi Madre y Protectora, que me recibas en el número de Tus devotos hijos y me guíes desde Tu alto trono de gloria.
¡No rechaces mis peticiones, Madre de Misericordia! Ten piedad de mí y no me abandones en vida ni en el momento de mi muerte.
Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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