BAJO TU AMPARO.

En un pueblo de España había entre sus ciudadanos, unos bandos de delincuentes entre los que había un hombre que era objeto de la indignación de todos y lo estaban buscando para quitarle la vida. Ese hombre tenía un hermano, que era muy devoto de la Santísima Virgen María y al que los delincuentes, enemigos de su hermano, también habían amenazado.

Al verse en peligro, decidió aconsejarse de un Santo Religioso pidiéndole un remedio para protegerse en esos momentos difíciles. El buen religioso le respondió:

“Acude a la que es Consuelo de los afligidos y Madre de Misericordia, invoca Su patrocinio muchas veces diciéndole: Bajo Tu Amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios”.

No pasaron muchos días, cuando este hombre estaba en la orilla del río y vio venir hacia él caminando a toda prisa a los enemigos de su hermano que cargaban sus escopetas y sin poder huir, comenzó a implorar la protección de la Santísima Virgen, gritando: “Bajo tu Amparo no acogemos, Santa Madre de Dios”, se metió en una barquilla dañada que estaba en la orilla del río y empezó a remar con dos remos medio rotos.

Pero como los enemigos disparaban sin cansancio sus escopetas, las balas le alcanzaron atravesando su capa, el vestido y una manga, llenando su ropa de agujeros. No cesaba este hombre de aclamar a su Protectora y aunque se movía en una lluvia de balas pudo alejarse y desaparecer de la vista de sus enemigos. Cuando volvió a casa contó lo que había ocurrido y todos se asombraron por tan maravilloso milagro. Toda su familia daba gracias a la Madre De Dios por Su Amor y Misericordia.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

Historia tomada del libro el Año Virgíneo.

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