ABRIL 8: SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR.

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. (San Lucas 1:28).

Este año, como el 25 de marzo fue Lunes Santo, la Solemnidad de la Anunciación del Señor se celebra hoy, el primer lunes después de la Octava de Pascua.

“Si María se convirtió en Madre y si Jesús no vino más temprano al mundo fue porque Ella era lo que ninguna criatura fue antes ni será después: el puro vaso de gracia que Dios había prometido a los hombres y en el cual Él debía hacerse hombre, para pagar las deudas de la humanidad, mediante los abundantes méritos de Su Pasión.

La Santísima Virgen es la flor perfectamente pura de la raza humana abierta en la plenitud de los tiempos. Todos los hijos de Dios entre los hombres, todos, hasta los que desde el principio habían trabajado en la obra de la santificación, han contribuido a Su venida. Ella era el único oro puro de la tierra; solamente Ella era la porción inmaculada de la carne y de la sangre de la humanidad entera, que preparada, depurada, recogida y consagrada a través de todas las generaciones de sus antepasados; conducida, protegida y fortalecida bajo el régimen de la ley de Moisés, se realizaba como plenitud de la gracia. Predestinada en la eternidad, surgió en el tiempo como Madre del Verbo eterno”.

Esta es una parte del relato de la Anunciación según Ana Catalina Emmerick, el relato completo se puede leer en el siguiente enlace:

ANUNCIACIÓN EN LOS ESCRITOS DE ANA CATALINA EMMERICK.

También están los relatos de la Anunciación escritos por la Venerable Maria de Jesús de Agreda y por Santa Brígida de Suecia.

ANUNCIACIÓN EN EL LIBRO CIUDAD MÍSTICA DE DIOS DE LA VENERABLE MARÍA DE JESÚS DE ÁGREDA.

ANUNCIACIÓN SEGÚN SANTA BRÍGIDA DE SUECIA.

“Él eligió a la madre que había creado; creó a la madre que había elegido”. San Agustín.

Oración:

Oh Dios, que por el mensaje de un ángel quisiste que Tu Palabra se hiciera carne en el vientre de la Santísima Virgen María, concédenos que nosotros, tus suplicantes, que creemos que Ella es verdaderamente la Madre de Dios, seamos asistidos por Su intercesión ante Ti. Por el mismo Jesucristo, Tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén. (Oración colecta).

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