NOVENA A SAN JOSÉ, OCTAVO DÍA.

Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

ORACIÓN INICIAL:

Oh Gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María, Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra a la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos a la santa familia de Tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna.

Alcánzanos especialmente estas tres gracias: la de no cometer pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y a María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los Santos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos en esta novena:

(Pedir la gracia que se desea obtener).

DÍA OCTAVO:

Oh benignísimo Jesús, que consolaste a Tu glorioso padre en la hora de su muerte, asistiendo juntamente con Tu Madre, su esposa, a su última agonía. Te suplicamos humildemente que nos concedas, por intercesión de San José, una muerte semejante a la suya asistido de Tu bondad, de Tu Santísima Madre y del glorioso Patriarca protector de los moribundos, pronunciando al morir los Santísimos Nombres: Jesús, María y José.

ORACIÓN FINAL:

Oh Custodio y Padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.

Jesús, José y María, os doy mi corazón y el alma mía
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con Vos descanse en paz el alma mía.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al Bienaventurado José por Esposo de Tu Madre Santísima; concédenos que, así como le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

Leave A Comment